La elefanta africana Ely, conocida como “la elefanta más triste del mundo”, está recibiendo un tratamiento de terapia láser en el Centro de Conservación de la Vida Silvestre de San Juan de Aragón, según informó la Secretaría del Medio Ambiente (Sedema).
Este tratamiento tiene como objetivo mejorar su calidad de vida y bienestar general, sumándose a los cuidados que ha estado recibiendo desde que fue rescatada.
Ely llegó al zoológico de San Juan de Aragón en 2012, después de años de vivir en condiciones de maltrato en un circo.
Durante ese tiempo, desarrolló varios padecimientos, entre ellos artritis en su pata delantera derecha, resultado del esfuerzo que realizaba en espectáculos donde se le obligaba a trepar sobre plataformas y otros elefantes.
Además, presenta secuelas psicológicas debido a los siete años que pasó en aislamiento, y sufre de hiperqueratosis, una afección que provoca el engrosamiento de la piel.
La terapia láser que actualmente recibe Ely se aplica de manera preventiva en sus articulaciones; codos, rodillas, carpus, tarsus y falanges, con el fin de optimizar su bienestar diario y mejorar su desempeño fisiológico.
Ely comparte un albergue de 7,000 metros cuadrados con otras dos elefantas africanas, Gipsy y Annie. Sedema aseguró que los tres paquidermos reciben una alimentación balanceada, diseñada por un nutriólogo, que incluye más de 100 kilos diarios de forrajes, frutas, verduras y concentrados especiales para herbívoros.
Asimismo, un equipo de veterinarios, biólogos y cuidadores monitorea a diario sus condiciones de salud. Sedema también garantizó que Ely se encuentra en buen estado de salud gracias a las constantes revisiones médicas y tratamientos que recibe para cuidar su piel.
Además, como parte de los esfuerzos por mejorar su calidad de vida, se amplió el albergue para elefantes africanos, donde Ely, Gipsy y Annie han comenzado a formar una manada. Gipsy y Ely ya pasan todo el día juntas, mientras que Annie continúa en un proceso de acoplamiento.
Annie, la más reciente adición a la manada, fue rescatada por la Profepa en marzo del año pasado en Lagos de Moreno, Jalisco, y trasladada a San Juan de Aragón, donde hoy recibe los cuidados necesarios para integrarse completamente a su nuevo hogar.
Este tipo de intervenciones son parte de un esfuerzo continuo por garantizar el bienestar de estos majestuosos animales que, tras haber sido sometidos a condiciones difíciles, hoy reciben la atención y el respeto que merecen.